Cassie tenía en sus bragas de satén rojas y su traje sueltamente atado cuando su novio vino a casa del trabajo, él había tenido un día difícil y ella había sabido ya del sonido de su voz en el teléfono que él estaba en un humor terrible. En una tentativa de iluminar el humor y hacerle sentir mejor Cassie había acudido a su dormitorio para incluir a sus bragas de satén rojas suaves y su traje mullido y se había asegurado para sentarse en el contador de cocina con su extensión de piernas cuando él consiguió la casa.
El novio de Cassie anduvo en a la casa y lanzó su maletín en el suelo y asaltó en a la cocina para agarrarse una cerveza para calmar. Cuando él anduvo en a la cocina y notó a Cassie que extiende sus piernas en la cumbre contraria que él olvidó de ser enojado, todo en el cual él podría concentrarse eran sus bragas rojas atractivas, su par favorito que él la había comprado por su aniversario. Cayéndose a sus rodillas él agarró el extremo de Cassie y la tiró a él, sepultando su cara en su gatito agradable almizcleño. Lamiendo el satén rojo él podría sentir que su gatito palpitaba, pidiéndole pasar su lengua dentro.
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